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Bienvenidos al blog de la asociación de escritores Jorge Luis Borges

Este es un blog de la Asociación de escritores Jorge Luis Borges, una asociación de escritores con discapacidad provenientes de distintas nacionalidades, fue fundada el5 de enero del año 2011 por la escritora peruana Esperanza Gómez-Cornejo Bazán y gracias a los aportes e ideas del escritor español Joseclaudio Suárez Santana junto con otras opiniones de distintas personas con discapacidad es que hemos decidido que la asociación lleve un nombre que nos llene de orgullo y qué mejor que el nombre de un escritor tan importante.

Hemos tomado el nombre del destacado escritor Jorge Luis Borges porque a pesar de que fue ciego en los últimos treinta años de su vida su carrera de escritor no se detuvo, incluso estuvo a cargo de la biblioteca nacional, es realmente un ejemplo a seguir, no sólo como escritor sino también como ser humano por su perseverancia y por no abandonar las letras cuando la obscuridad las arrebató de sus ojos.



Tras varios accidentes y algunas operaciones, un oftalmólogo le prohibió leer y escribir. Aunque aún distinguía luces y sombras, esta prohibición cambió profundamente su práctica literaria. Borges se fue quedando ciego como consecuencia de la enfermedad congénita que había ya afectado a su padre. El hecho no fue repentino («Se ha extendido desde 1899 sin momentos dramáticos, un lento crepúsculo que duró más de medio siglo»)[24] ), sino que más bien se trató de un proceso; como fuere, esto no le impidió seguir con su carrera de escritor, ensayista y conferencista, así como tampoco significó para él el abandono de la lectura —— ni del aprendizaje de nuevas lenguas, hacía que le leyesen en voz alta.[23] El haber sido nombrado director de la Biblioteca Nacional y, en el mismo año, comprender la profundización de su ceguera fue percibido por Borges como una contradicción del destino. Él mismo lo relató en una conferencia dos décadas más tarde: «Poco a poco fui comprendiendo la extraña ironía de los hechos. Yo siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especie de una biblioteca. Ahí estaba yo. Era, de algún modo, el centro de novecientos mil volúmenes en diversos idiomas. Comprobé que apenas podía descifrar las carátulas y los lomos. Entonces escribí el Poema de los dones»:[25]

Nadie rebaje a lágrima o reproche

Esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

Me dio a la vez los libros y la noche

Miembros de la asociación

Angela Carolina Aguilera Fuentes (Poemi Carolina) Chile

Carlos Alfredo Mezones Zúñiga (El Gato) Perú

Esperanza Gómez-Cornejo Bazán Perú

Joseclaudio Suárez Santana España

Luis Alberto Méndez Quezada Chile

Norma Márquez Ávila MÉXICO



lunes, 7 de febrero de 2011

Luis Alberto Méndez Quezada El patriarcado, nuestra cultura, distintas concepciones de realidad

Luis Alberto Méndez Quezada


Registro de Propiedad Intelectual N° 179850 de Chile.

(ensayo)
extracto

Támiris



Introducción


Siempre recuerdo una conversación que tuve con mis compañeros, acerca de La Ilíada y La Odisea, cuando cursaba el primer año de la carrera de Pedagogía en Castellano, en la entonces llamada “Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago”. Recuerdo perfectamente a una compañera que se preguntaba:
- ¿Cómo Homero pudo escribir toda esta historia, si no veía la realidad, ya que era ciego?
Yo no tenía respuesta para esa pregunta. “Quizás la escuchó”-; pensé.
Años después, una psicóloga me prestó un libro que hablaba sobre el “patriarcado”. Lo describía como una forma muy interesante de interpretar la realidad, la historia, las relaciones de poder y de dominación. Esta “visión” ha sido muy utilizada por el feminismo, para explicar la situación de la mujer.
Pero no había una conexión directa entre estos dos episodios de mi vida.
Con el tiempo fui descubriendo que sí la había. Me di cuenta de que el “patriarcado” valora como superior todo lo que es fálico, hacia afuera (el órgano sexual masculino por sobre el femenino por ejemplo). La realidad para la visión patriarcal, estaría por lo tanto fuera de nosotros, percibida sólo por los sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto. Una persona privada de algún sentido tendría para esta visión, una percepción limitada de la realidad, por lo tanto no sería productiva: ya que el trabajo para el patriarcado es la transformación de la naturaleza, es decir, de lo externo, no de lo interno.
De éste ubicar la realidad fuera de nosotros, vendría el episodio mítico en el que Edipo se arrancó los ojos para no “ver la realidad”, arrepentido de sus involuntarios insesto y parricidio. Posteriormente casi todos los ciegos que aparecieron en la literatura fueron mendigos o personajes esperpénticos. Esta visión literaria también se dio en la sociedad real.
Pero en la antigüedad no fue así. Si bien, Edipo se arrancó los ojos para no “ver la realidad”; antes que él: Homero, Tiresias, y los aedas o rapsodas eran todos sabios, por lo tanto “veían” la realidad. ¿Qué realidad verían si eran todos ciegos? ¿La que está adentro de nosotros y se manifiesta por medio de los sueños, diría Jung?
Pero: ¿dónde se encuentra la realidad? Quizás en la suma o en el equilibrio entre ambas concepciones: la “patriarcal”, que la concibe fuera de nosotros, percibida por los sentidos; y la “matrística”, que la concibe en nuestra interioridad, y que todavía estamos aprendiendo a percibir.
Fueron estos dos episodios de mi juventud: primero aquella conversación con mis compañeros de la universidad, y luego la lectura de aquel libro que me prestaron, los que sumados a mi posterior proceso de autoconocimiento, me motivaron a escribir este ensayo. Más que el afán de comprobar hipótesis, me mueve el de invitar a reflexionar y a mirar la realidad desde distintas perspectivas o paradigmas, para que así dejemos de estar tan “encasillados mentalmente”. (Por ejemplo: “Quizás los pueblos precolombinos, africanos y asiáticos eran más desarrollados que los europeos antes del siglo XVI, porque quizás eran más felices”. Aquí, para poder estar de acuerdo con esta afirmación, tendríamos que aceptar como desarrollo el grado de felicidad alcanzado por los habitantes de un pueblo; no su avance tecnológico, bélico o cultural.)
Todo es, todo existe: al calificar algo de bueno o malo, estamos emitiendo un juicio valórico. Y estos juicios sólo son válidos en la medida en que aceptemos la escala en que fueron hechos. Lo importante es que nos demos cuenta de que hay más de una escala.
Sin duda que la ceguera, así como las imágenes, la sexualidad placentera, la reproductiva, la homo y la heterosexualidad, etc; son, existen: por lo tanto forman parte de la naturaleza. Al calificarlas de “buenas” o “malas”, estamos emitiendo un juicio valórico. Y podemos hacerlo, pero sabiendo que estos juicios siempre van cambiando, cualquiera sea la cultura en que estemos viviendo.
Al darle nosotros una connotación negativa o positiva a la ceguera, creo que estamos manejando una de las dos concepciones de realidad que hemos visto: o la patriarcal, o la matrística.
Homero quizás haya sido un símbolo.

Capítulo I
¿Qué es el patriarcado?


El objetivo de este trabajo es demostrar que existen muchas formas de interpretar la realidad. Llamemos a cada forma distinta: paradigma. Muchas veces el paradigma no se...

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